Este año se adelantó la temporada de tapsín caliente, pañuelitos y cosas propias de las gripes invernales. Eso de la semana santa en marzo y la devolución de impuestos me da la idea de q ya estoy en mitad del año y que no queda nada para el 18 y otra vez navidad y año nuevo.
Como el año pasado gané un concurso literario, éste me invitaron a integrar una comisión pre-concurso. Acepté, pero debo reconocer que no tengo muchas ideas, que todos mis niveles están muy bajos, q mi memoria es cada vez a más corto plazo y siempre tengo la impresión de haber olvidado algo. Entonces, llega al día viernes -día de la reunión de comisión pre-evento- y me preocupo porque pienso que tal vez tengo una tarea asignada que no he cumplido, o que quedé en averiguar de algo que simplemente no sé que era, o cosas por el estilo.
Lo peor de todo, es que haber ganado ese concurso me provocó una especie de reacción ante la idea de participar en un evento de esos, entonces cuando pienso q escribiré algo, siento casi una responsabilidad hacia un ente evaluador, y reviso la redacción mil veces, le ordeno la alineación, me preocupo de no repetir ideas, cosas de forma, y el fondo se pierde entre mis renglones y ángulos perfectos.
Les enseñé a mis alumnos una matemática de la puntuación. Inventamos una especie de conjunto, y adentro pusimos otros conjuntos que eran los párrafos y las oraciones, entonces aplicamos las comas y los puntos y toda la signología ortográfica con ubicaciones matemáticas perfectas. Lo curioso es que entendieron (por fin) que las comas y los puntos había que ponerlos aquí y allá y que una idea no podía mezclarse con esta otra porque el texto perdía su "cohesión".
Entonces, perdió la gracia el texto.